Un profesor de economía tuvo un grupo que insistió en que el socialismo funciona. Afirmaban que en el hay igualdad y no existen ricos ni pobres. El profesor les propuso calificarlos de forma socialista: la misma calificación para todos, el promedio de lo que obtuviera el grupo. En el primer examen el promedio fue 80, y eso se les reporto a cada uno. Los que estudiaron mucho estaban molestos y los que estudiaron poco estaban contentos. En el segundo examen los que habían estudiado poco, estudiaron aún menos, y los estudiantes que habían estudiado duro, decidieron no trabajar tan duro ya que no iban a lograr obtener 100. El promedio fue 70. En el tercer examen y en el resultado final reprobaron todos. Acabaron peleándose ya que ninguno estaba dispuesto a estudiar para beneficiar a otro que no lo hacía.
jueves, julio 09, 2009
Ética en economía y finanzas
martes, julio 07, 2009
miércoles, julio 01, 2009
Economía y desempleo
La desesperación por el desempleo orilla a los que lo sufren a tomar acciones extremas.
Alguien me platicó acerca de una señora que estaba con su bebé en la caja de un supermercado. Una pareja le pidió permiso para cargar a su bebé. La señora accedió y al tenerlo en sus manos la pareja amenazó a la señora con que si no les pagaba la cuenta del contenido del carrito, le iban a hacer un daño al niño.
Llama la atención la forma en que buscaron obtener el dinero y el destino que le dieron. De ninguna manera se justifica el medio que usaron aunque lo raro del caso es que el fin era para pagar una despensa.
Hay personas que viven todos los días con el temor de amanecer sin su empleo. La cultura del mexicano es poco previsora y se inclina más hacia el gasto. Por ello es raro que alguien tenga ahorrado 12 meses de sueldo o de perdido 3 para sobrevivir a estos tiempos difíciles.
El número de personas desempleadas y de suicidios en la localidad ha ido en aumento en comparación al año pasado. Se dice que ambos hechos están relacionados. Algunos negocios han cancelado inversiones y sus ventas han disminuido ante la falta de ingresos de las personas desempleadas y la baja en el consumo de las familias. La economía sigue sin mejorar.
Si bien hay quien dice que esta crisis ya toco fondo, esto no implica que ya estemos en proceso de salida. Hay indicadores que envían señales negativas: La caída en el precio del petróleo, la disminución de las remesas que envían los mexicanos en el extranjero, déficit gubernamental.
La caída en la producción y oferta de bienes y servicios (PIB) ocasionará aun más desempleo. El Banco de México disminuyó las tasas de interés a 4.75 por ciento en un intento por reactivar la economía. Esto hace más barato el crédito y alienta a invertir en negocios en vez de tener el dinero en el banco. Son pocos los que tienen acceso para invertir a esa tasa del 4.75 por ciento y a ella todavía hay que restarle una inflación optimista esperada del 3.7 por ciento y un impuesto de .85.
La tasa real queda en casi nada o hasta se puede estar perdiendo poder adquisitivo del dinero. Es sólo una ilusión creer que nuestro dinero está produciendo intereses en el banco.
Ante este panorama negativo se requiere una dosis de aspectos positivos. Hay que recordar que la economía, como la rueda de la fortuna, es cíclica. Si ahorita estamos en el fondo de la recesión, de ahí para adelante ya no queda más que mejorar. Podemos aprender de esta experiencia a ser más previsores.
Recordemos que hemos salido de crisis peores, como la del 94, en que las tasas de interés y la inflación se disparaban haciendo impagables las deudas y el dinero perdía su valor día con día. Así que, hay que enfrentar la situación difícil con paciencia, creatividad y entusiasmo que ya vendrán tiempos mejores.
Cuando está más oscuro es que ya va a amanecer.
El héroe del incendio en la guardería
Cuando ocurren tragedias en México sacamos lo mejor de nosotros mismos: la solidaridad.
Francisco Manuel López, de 23 años quien trabaja en un taller de laminados cercano a la guardería lo demostró.
Su padre le avisó del incendio. Cuando llegó las salidas de emergencia y el acceso principal estaban bloqueados. En entrevista, el héroe relató: “Vine lo más rápido posible, pase entre toda la gente con el carro y se quitaron todos… estaban tumbándola con un pico, la barda, y sí, me estrellé con la barda hasta que la tumbé. Hice tres hoyos, el primero que hice, pues ahí estaban cuatro niños y los sacaron (los rescatistas) luego, luego… No, pues muy feo, estaban muy mal, si uno está mal que no tenía familiares ahí… estaban muy impresionantes los gritos, llantos, gente desesperada buscando a sus hijos”.
Francisco Manuel dio un ejemplo de empatía, solidaridad y compasión: actuó para salvar vidas de manera desinteresada, sin tener familiares en la guardería. Tampoco le importó lo material, ni su bienestar físico; los golpes abollaron su camioneta, desviaron su columna e inflamaron sus músculos. Si el Gobierno no le hace una estatua, mínimo que le arreglen su vehículo y le patrocinen un masajito.
En medio del dolor desgarrador e indescriptible de los padres de familia, entre la indignación y consternación de la sociedad, que vio niños en brazos de rescatistas, hubo varias muestras más de solidaridad.
Algunos taxistas ofrecieron transportar gratis a los familiares de las víctimas. El Papa Benedicto expresó su “profunda pena en estos momentos de tristeza” y dio su más sentido pésame a los familiares de los fallecidos y “su cercanía espiritual y deseo de un pronto y total restablecimiento de los heridos en el lamentable percance”.
El presidente Calderón visitó el hospital donde hay niños afectados. Dijo: “Para México éste es un día de luto. Una enorme tristeza embarga a los mexicanos y, en lo personal, como padre de familia me siento verdaderamente entristecido y consternado.”
Esto que ocurrió no debió haber pasado. Saber qué y cómo fue lo que ocurrió ayudaría a prevenir desgracias semejantes en el futuro. Es necesario revisar también el trato que se da a los niños y las condiciones de las guarderías. Esto último se está haciendo en Veracruz. No importa que sea después de esta tragedia, que sirva de algo.
Han ocurrido varias situaciones en que las personas quedan atrapadas y mueren. Los lugares donde ha sucedido supuestamente cumplen con las normas. La autoridad debe endurecer la exigencia y vigilar que realmente sea así. Y si eso no funciona entonces se requiere hacer más estrictas las normas relacionadas con la ventilación, más salidas de emergencia sencillas, aspersores que se activen al detectar humo, practicar simulacros de forma continua y otras.
Sería lamentable que nada cambiara, que se olvidara el suceso, como uno más y en el futuro se repitiera algo similar.Topes y vampiros
Un joven estudiante procedente de Europa comentó que le gusta casi todo en la ciudad de Saltillo, excepto la gran cantidad de topes en las calles.
“En ningún otro lado había visto tantos”. Me gusta un apartado de la sección multimedia en VANGUARDIA, por internet, se llama “Golpe avisa”. Sus productores tienen una mina infinita de material en los problemas viales de nuestra ciudad.
En esa sección está un video que muestra 11 topes seguidos en una calle. Están ubicados en la carretera antigua Arteaga, por donde hay un proveedor automotriz. Creo que Saltillo podría concursar para el récord Guinness de la ciudad con más topes o la calle con más topes seguidos.
El video lanza la pregunta: ¿Cuántos topes son demasiados? Los conductores opinaron —y coincido con ellos— en que es mejor un reductor de velocidad, o un semáforo —aunque es más costoso— y que los topes dañan los vehículos.
Le agregaría que también las espaldas de los conductores sufren un desgaste. Además, los autos deportivos bajitos aquí se balancean en medio de uno de esos topes. Las autoridades viales justifican la colocación de múltiples topes argumentando que los ciudadanos no respetan los señalamientos de los límites de velocidad.
Se trata de un problema de educación vial y la campaña de las calcomanías que dicen “ya bájale” —no sé qué tan bien haya funcionado—; se acerca más al tipo de solución requerida, que el llenar de topes la ciudad.
Esto último es como ponerles pañales a jóvenes y adultos en lugar de enseñarles desde niños a ir al baño y a controlar los esfínteres. Controlar los pies que pisan el acelerador es lo que necesitamos. Y esto es cuestión de educación. Y el problema es cómo está la educación. Un indicador es lo que lee la sociedad, los adultos —no sé si por morbo o por qué—, piden el libro de Ahumada “Derecho de réplica”, que defiende lo indefendible y además a toro pasado o a destiempo. Los jóvenes, los pocos que leen, se entretienen y educan con novelas de vampiros como “Crepúsculo”.
Esas historias están bien para la imaginación, pero para cultivar el intelecto y aprender cosas prácticas y útiles, hay otros libros. Guillermo del Toro y una serie de autores también han empezado a escribir historias de vampiros. Una vez tuve una pesadilla en la que veía —por la ventana de un antiguo Volkswagen— un murciélago volando, de fondo unos nubarrones negros y una luna. Luego el murciélago se abalanzó sobre mi cuello y empezó a morderme. Dí algunos manotazos para defenderme de la bestia y desperté peleándome con la almohada en mis manos. El haber sufrido esa pesadilla, me acredita para escribir alguna historia de vampiros y subirme a la ola de la mercadotecnia y el negocio de los vampiros. El inconveniente sería que no contribuiría a la educación vial y de todo tipo que tanta falta nos hace. Una de las causas es que leemos poco y de mala calidad. Esto ocasiona que como pericos repitamos sólo las ideas ajenas y no tengamos un criterio bien formado y falte lo esencial en la educación de los jóvenes: aprender a pensar por sí mismos. Hagamos un esfuerzo por mejorar nuestra educación.
Brasieres para la influenza
En la primavera de 1918 se detectó un leve brote de virus de influenza. Para el verano, el virus se transformó de forma extraña y en los seis meses posteriores terminó matando a más de 20 millones de personas en todo el mundo.
Al parecer esta vez la epidemia no será de la magnitud de hace 90 años, siguiendo las medidas que se están tomando. Más vale acatarlas y pecar de exagerado, aunque lo acusen de sufrir psicosis.
La epidemia se está expandiendo más rápido que un chisme en el salón de belleza. Los modelos matemáticos de los epidemiólogos dicen que cuando se encuentra una persona infectada con una sana hay una probabilidad determinada de que contagie a esta última.
Al mismo tiempo los individuos infectados tienen la oportunidad de curarse y de ser susceptibles de contagio otra vez. La enfermedad se esparce a una tasa igual a las probabilidades de transmisión entre las probabilidades de recuperación del enfermo. En otras palabras, si la tasa a la que se propaga la enfermedad es mayor que un valor mínimo de recuperación de enfermos, entonces la enfermedad sigue infectando a una proporción constante de la población. Si sucede lo contrario, la epidemia se acaba rápido. Así es como funcionan las vacunas.
El Gobierno puede considerar que “las epidemias están en función de las personas que transmiten los agentes infecciosos, y el ambiente en que estos agentes operan.
“Cuando una epidemia se dispara fuera de equilibrio es porque algo ha pasado, un cambio ha ocurrido en uno —o mas— de esos factores, ya sea personas, virus o ambiente.
En las epidemias, un pequeño porcentaje de las personas hacen la mayoría del trabajo de contagio. Son personas descuidadas que lo esparcen asistiendo enfermos a lugares públicos, o que viajan propagando el virus…
“Cuando los recursos son escasos, es mejor combatir la enfermedad infecciosa haciendo al menos un esfuerzo para enfocar las estrategias de control en esos individuos “contaminantes”, en vez de promover inmunizaciones al azar y en general”.
De acuerdo con esto, se observa que para evitar una mayor propagación de la influenza se necesita actuar, implementando más formas para detectarla, diagnosticarla y tratarla con rapidez.
El miedo no anda en burro, ciertas calles lucen desiertas y como una visión apocalíptica o de película fatalista, se ve a personas con tapabocas en sus carros y lugares de trabajo. El ambiente se siente raro, duele ver a México así. Para los que damos clase, se trastornan los planes, el avance educativo se detiene y los alumnos están desconcertados. La situación es incómoda, uno se siente limitado en su libertad al no poder asistir a eventos masivos y lugares públicos. No falta quien lo tome por el lado amable y mande correos con la foto de una pareja usando las copas de un brasier como tapabocas alternativo a su escasez.
Circula la frase “No te juntes con chilangos, porque son mala influencia”, hay comunicadores que dicen “influencia” en vez de influenza. Lo deseable es que esto pase rápido y los efectos sean los menores para la salud y la economía de nuestro país.