Publicado el: 23-Julio-2008
Una muchacha se quejaba de que su novio era muy cariñoso cuando le escribía mensajes por celular, por correo electrónico o en el chat, o incluso hablándole por teléfono, pero cuando estaba frente a ella él no encontraba qué decirle y su comportamiento era mas frío.
Es un reflejo de cómo la juventud actual se ha acostumbrado a utilizar un medio electrónico para ejercer su necesidad de comunicarse.
Veamos algunos rasgos de los valores y cultura de la generación joven en Saltillo y otras partes.
Socializan por medio de una variedad de páginas sociales de Internet: “Facebook”, “Hi5”, “Myspace”, las cuales están bien para fomentar relaciones, pero no al grado que absorban demasiado tiempo o sustituyan el contacto cara a cara que es necesario.
El internet llega a crear adicción, no sólo las drogas o el alcohol. Otro rasgo que le caracteriza, es evitar el compromiso y la exigencia. Pululan las parejas que por miedo rehúyen el compromiso con otros y a largo plazo, como el del matrimonio. Se recurre a muchos pretextos como el de “hacer primero la prueba”. Se ve al otro como un objeto, un medio y no como lo que debería ser: un fin y una persona
El adolescente busca la comodidad, si le ocasiona molestia no le interesa. Al hacer tareas algunos jóvenes buscan la respuesta en alguna página de Internet, sin tratar de comprender el contenido, limitándose a copiarlo.
Algunos evitan pensar por sí mismos, es la cultura del mínimo esfuerzo, palabra que causa alergia. En otros jóvenes predomina el escepticismo por encima de la búsqueda de valores y verdades estables. Casi todo es relativo y subjetivo, el adolescente acomoda las cosas a su conveniencia, torciendo las verdades universales. “Nada es malo, todo depende”. Papás, por favor, pongámosles reglas. Predomina la cultura del momento presente: al joven si algo le aburre no quiere estar ahí, necesita variar actividades rápidamente, busca lo cambiante y lo transitorio. No hay proyecto de largo plazo.
La educación actual tiene mucho de la culpa, no les enseña a planear, a proyectar, a concretar los sueños. Las tareas, actividades y agenda se les marcan, pero luego no saben programar su propia vida. Los planes y programas de estudio los define un oráculo de “sabios” que pocos se atreven a cuestionar.
Como resultado, se gradúan jóvenes con una cabezota llena de información y hechos sin sentido, pegada a un cuerpecito que alberga un espíritu diminuto y atrofiado. El joven ambiciona, sueña, mas no define. Al joven de hoy le urge aprender la perseverancia: “¿Por qué esas variaciones de carácter?
¿Cuándo fijarás tu voluntad en algo? Deja tu afición a las primeras piedras y pon la última en uno sólo de tus proyectos…. Concreta que no sean tus propósitos luces de bengala: que brillan un instante para dejar como realidad amarga un palillo negro e inútil…” Estas palabras, de Josemaría Escrivá, deberían estar grabadas en el hogar, en la mente y en el corazón de todo joven.
jesus50@hotmail.com
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