martes, abril 10, 2007

Reforma electoral en Coahuila. Jesús Humberto González de León

La democracia es un gobierno fundado en la opinión pública. Cuando la democracia funciona bien, se refleja en el bienestar general de una comunidad. Si bien la democracia no es el sistema perfecto, las otras opciones son indeseables. Los ciudadanos creen poco en los partidos y en el gobierno, hay estados donde no ha habido alternancia. De ahí la relevancia de una Reforma electoral que establecerá las reglas del juego. Estas deberán garantizar que no existan dados cargados para nadie. Para ello las palabras claves son, autonomía, equidad, imparcialidad y mucha transparencia en todo.En una tienda de Monterrey me encontré un libro del Lic. Jacinto Faya Viesca, actual presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Coahuila. Espero que su reforma se aplique al igual que los buenos consejos de su libro. El próximo 18 de abril arranca en Saltillo el primer foro de consulta para la reforma electoral. El que quiera puede inscribirse en la página www.reformaelectoral.com.mx Ahí me inscribí con la esperanza de poder aportar algo a la democracia. Aunque más bien pareciera que vivimos en una Telecracia: Democracia dictada por la televisión. Como ideas para la reforma están: El hacer los debates obligatorios, lo que permitiría conocer las propuestas y la forma de actuar de los candidatos. El monitoreo del tiempo al aire y publicaciones de cada partido y candidato debería realizarlo una empresa imparcial, elegida por unanimidad entre los representantes de los partidos. La publicidad gubernamental en medios debe suspenderse meses antes y durante los periodos electorales. Cuidar el intercambio de favores en la compra-venta de tiempos en radio y televisión. Si los regidores se eligieran igual que los diputados, por distrito, y que por ley ambos consultaran sus decisiones con el electorado de su distrito, tendrían una representación real. Los políticos deberían estar sujetos a remoción, pero también, para motivar una buena actuación, que fuera posible la reelección en los distintos niveles. Obviamente limitada a uno o dos periodos para evitar el trauma del Porfiriato. Eliminar los pluris pudiera ser peor que dejarlos, no habría contrapeso. Por otra parte, debe existir un mecanismo que evite los mini-partidos de familia, en la que sus miembros ocupan todos los cargos. La reforma debe dar los pasos para darle una mayor autonomía al Instituto, los consejeros y autoridades electorales conformadas por nuevas reglas. El financiamiento público, y sobre todo el privado, a las campañas políticas debe hacerse totalmente transparente a la población, al igual que el gasto, por varias razones: Para evitar compromisos, pago de favores con leyes, obras, contratos, trámites en una palabra: corrupción. Permitiría que los votantes puedan castigar a los candidatos que no estén preocupados por los intereses del elector, sino los de quienes financiaron sus campañas.

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