El ingenio del mexicano. Jesús Humberto González de León.
El mexicano se ha caracterizado por su ingenio, no solo para los albures incluidos en el exitoso libro “Picardía mexicana”, sino para solucionar algunos problemas difíciles con sus famosas “mexicanadas.” En esta época la riqueza ya no es de quien posee la tierra, el trabajo, ni el dinero, es de quien tiene el conocimiento, así se trate de empresas o de individuos. No solo es urgente, sino importante que en México empecemos a generar y aplicar conocimientos. El nuevo gobierno Federal tiene entre sus planes apoyar la cultura de innovación. Si se tiene éxito en esa tarea la competitividad y el empleo se verán beneficiados. De no lograrlo, un desastre económico nos espera. Veamos porque: En 1985, la oficina de patentes de Estados Unidos otorgó a los mexicanos 35 patentes, Corea del Sur obtuvo 50 patentes. Para el 2003 los mexicanos generamos 92 patentes, Corea del Sur recibió 4132 patentes. Casi la totalidad de lo que se patenta en México proviene de empresas extranjeras. El apoyo para la investigación y desarrollo es mínimo no solo en el gobierno sino en las empresas mexicanas. La fuga de cerebros es peor que la fuga de divisas. Esto, aunado a la falta de educación científica, nos tiene sumidos en un atolladero. Estados Unidos gasta 130 veces más que México en investigación y desarrollo. La universidad de California por si sola, gasta 21% más en ese renglón que lo que invierte todo México. Si no exportamos conocimientos seguiremos siendo un país de pobres. En nuestras maquiladoras los extranjeros solo vienen y explotan la materia prima y la mano de obra baratas para ensamblar. El valor agregado es muy pequeño debido a que no generamos conocimientos. Hace falta promover ese ingenio del mexicano. ¿Quien dice que no se puede? Alumnos de la UNAM ganaron premios en algunas categorías de concursos con robots. Pero hay que tener cuidado: el desarrollo tecnológico no es la medicina que cura todos los males y puede convertirse en la que los libera, si no hay limites morales y éticos. Corea recién experimentó con una bomba atómica. Una corriente que invade los medios (tengo tres libros de moda que tocan el tema) pretende presentar a la biología y la manipulación genética sin limites como la nueva diosa tecnológica, la “Naturaleza” como la madre de todos y a Darwin como el profeta que probó que Dios no hizo al hombre y que todos venimos del chango. Quizás sea cierto, porque algunos hasta se les nota cuando se ríen y hacen uh uh uh. Lo cierto es que el alma humana solo se la pudo haber dado Dios, al chango o al barro. Benedicto XVI nos ha dado luz sobre el tema: “No a la búsqueda científica sin Dios…La inteligencia artificial resulta esclava de la técnica, cada investigación científica debe obedecer a criterios éticos y morales, y a final de cuentas sólo Dios es verdad”. Benedicto XVI citó el mito de Ícaro para describir la tentación de los científicos de “dejarse atraer por el gusto del descubrimiento científico a cualquier precio, sin el sostén de una visión profunda del mundo. La ciencia sin Dios hará caer al hombre como Ícaro, quien víctima de sus ilusiones, voló hacia el sol y al derretírsele sus alas sufrió una caída ruinosa. Se trata de ilusiones peligrosas y el mundo occidental vive una dramática crisis de identidad y de valores”. www.chuybeto.blogspot.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario