Las batallas por la transparencia. Jesús Humberto González de León.
La ecuación es sencilla, la falta de transparencia en la rendición de cuentas facilita la corrupción. La corrupción es una de las causas importantes de la pobreza. Las mordidas que se piden encarecen los trámites y dejan sin patrimonio a los pobres. Clasificar como reservada cualquier información es señal de corrupción. ¿Hasta cuando seguiremos viviendo en esa oscuridad en el conocimiento de a donde van a para nuestros impuestos? Las leyes suenan muy bonitas pero de nada sirve que estén ahí, si las autoridades no tienen la voluntad de cumplirlas y las obstruyen bajo cualquier argucia de un leguleyo. El criterio es que debe prevalecer la transparencia según la ley, y garantizarla si hay error en el procedimiento. Hay mil pretextos para dar una interpretación torcida a las leyes y negar la información, cuando no existe la voluntad para otorgarla. Le existencia de leyes vagas e imprecisas que pueden justificar cualquier decisión tampoco ayudan. Cambiar algunas leyes puede mejorar la transparencia. Si se logra concretar la pretendida reforma Constitucional que obligaría a la rendición de cuentas por parte de los gobiernos locales de los recursos públicos federalizados, se daría un gran paso en esta lucha. Las sesiones de Comisiones que son privadas, se deben modificar por ley para que sean públicas (salvo raras excepciones) como en Estados Unidos y así evitar los acuerdos en lo oscurito. Sobre todo en las Comisiones de Hacienda y la de Compras. Esta última se presta mucho a fraudes, con licitaciones amañadas. Si en la escuela los exámenes los revisaran entre los mismos alumnos, como muchos son amigos entre sí, los resultados no serian creíbles, porque habría tendencia a favorecer al compañero. En el gobierno se da este absurdo. Mientras acusado y juez sean uno mismo las cosas van a seguir igual. Los jueces y magistrados los debería elegir la población. Los datos económicos deben ser auditados por autoridades independientes. Esto tiene además la ventaja de terminar con la politización de los temas. Necesitamos que una institución realmente autónoma y con todas las facultades, sea la encargada de juzgar evaluar y aplicar las sanciones. Logarlo sería otro gran avance. La auto-evaluación es sospechosa. Aparte de estos obstáculos a la transparencia, esta la cuestión del miedo. Si los funcionarios o sus aliados intimidan a los medios o quienes en ellos se expresan, se favorece la impunidad. Las leyes que penan la difamación, como ocurre en casi toda Latinoamérica, protegen a funcionarios. En vez de proceder una acción penal debería ser una acción civil. Mientras no exista una Institución pública o privada que fomente una conciencia o que eduque a la población acerca de la importancia de exigir y hacer valer el derecho a la información, las cosas seguirán igual. www.chuybeto.blogspot.com
domingo, octubre 29, 2006
lunes, octubre 16, 2006
La mejor ciudad
La mejor capital para vivir. Jesús Humberto González de León.
Recién me enteré por este medio que, según la revista “El inversionista”, somos la mejor ciudad de México para vivir, y que estamos tan avanzados que hasta las “teiboleras” Húngaras se están trasladando a trabajar a nuestra ciudad. Que bueno que me avisaron que estamos incluso por encima del paradisíaco Can Cun y de la ordenada Aguascalientes. Saltillense hasta la medula quiero mucho a mi ciudad, le reconozco sus innegables atributos, pero también nuestras carencias y limitaciones en las que tenemos que trabajar. Me dio curiosidad de saber porque no me había dado cuenta de vivir en la ciudad mejor calificada, de saber si el desarrollo que vi en otras ciudades eran meras fantasías. Me puse a analizar el criterio y los indicadores de la revista “El inversionista” para elegir las mejores ciudades para vivir. Primero con tanta transparencia que tenemos en la localidad me imagino que los investigadores de la revista no batallaron nada para obtener la información con que evaluaron a Saltillo, en donde vivimos en una feliz ignorancia, en una oscuridad de ciegos en la que el tuerto es rey. En un mundo al revés, donde se premia y aplaude la oscuridad de la tesorería municipal que tiene la consigna de negar sistemáticamente la información, administración tras administración.
Volviendo al estudio de “El inversionista”, a final de cuentas, revista financiera y centrada en el dinero, a los indicadores que les dieron más peso fue a los económicos: el PIB per capita y su crecimiento porcentual en total les asignaron un 33% de peso. Confirmando la tesis de criterios metalizados, al indicador de los sueldos de ejecutivos le dieron un valor exagerado de 6%, lo cual estaría muy bien si todos fuéramos ejecutivos, pero como son contados, el factor no debe ser tan relevante. Factores más importantes como la disponibilidad de agua fueron subestimados con solo un 6%, ya que el agua es básica para el desarrollo sustentable de una ciudad. Al desarrollo humano solo le dieron un 6%, a la seguridad un 8%, el desempleo 6%, hospitales de primer nivel 4% y al nivel de contaminación un 5%. Un factor que consideraron con un 1%, fue el número de suscriptores de televisión por cable. Creo que este no es un factor para elegir ciudad donde vivir, sino un indicador de otro tipo. Respeto la opinión expresada pero no la comparto. Los criterios que asignaron están muy bien para empresarios ejecutivos con chamba segura, pero no para la población en general.
jesus50@hotmail.com
Recién me enteré por este medio que, según la revista “El inversionista”, somos la mejor ciudad de México para vivir, y que estamos tan avanzados que hasta las “teiboleras” Húngaras se están trasladando a trabajar a nuestra ciudad. Que bueno que me avisaron que estamos incluso por encima del paradisíaco Can Cun y de la ordenada Aguascalientes. Saltillense hasta la medula quiero mucho a mi ciudad, le reconozco sus innegables atributos, pero también nuestras carencias y limitaciones en las que tenemos que trabajar. Me dio curiosidad de saber porque no me había dado cuenta de vivir en la ciudad mejor calificada, de saber si el desarrollo que vi en otras ciudades eran meras fantasías. Me puse a analizar el criterio y los indicadores de la revista “El inversionista” para elegir las mejores ciudades para vivir. Primero con tanta transparencia que tenemos en la localidad me imagino que los investigadores de la revista no batallaron nada para obtener la información con que evaluaron a Saltillo, en donde vivimos en una feliz ignorancia, en una oscuridad de ciegos en la que el tuerto es rey. En un mundo al revés, donde se premia y aplaude la oscuridad de la tesorería municipal que tiene la consigna de negar sistemáticamente la información, administración tras administración.
Volviendo al estudio de “El inversionista”, a final de cuentas, revista financiera y centrada en el dinero, a los indicadores que les dieron más peso fue a los económicos: el PIB per capita y su crecimiento porcentual en total les asignaron un 33% de peso. Confirmando la tesis de criterios metalizados, al indicador de los sueldos de ejecutivos le dieron un valor exagerado de 6%, lo cual estaría muy bien si todos fuéramos ejecutivos, pero como son contados, el factor no debe ser tan relevante. Factores más importantes como la disponibilidad de agua fueron subestimados con solo un 6%, ya que el agua es básica para el desarrollo sustentable de una ciudad. Al desarrollo humano solo le dieron un 6%, a la seguridad un 8%, el desempleo 6%, hospitales de primer nivel 4% y al nivel de contaminación un 5%. Un factor que consideraron con un 1%, fue el número de suscriptores de televisión por cable. Creo que este no es un factor para elegir ciudad donde vivir, sino un indicador de otro tipo. Respeto la opinión expresada pero no la comparto. Los criterios que asignaron están muy bien para empresarios ejecutivos con chamba segura, pero no para la población en general.
jesus50@hotmail.com
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