viernes, noviembre 18, 2005

Cuento el diente


Adelaida paso su lengua por el diente incisivo inferior y sintió que estaba flojo. Para su sorpresa este se desprendió y su lengua lo movió como a un dulce por su boca. Incrédula, lo saco con los dedos índice y pulgar asegurándose con la vista que era su diente. “No puede ser, a mi ya se me habían caído los dientes de leche” pensó Adelaida. Se vio en el espejo e introdujo el diente en el espacio hueco que quedaba en su encía. Lo presionó con firmeza, pero era inútil, seguía estando flojo, tambaleante y se caía solo. Adelaida se acordó de su tío el dentista, guardo su diente en una bolsa con hielo y corrió a su Ford Mustang negro. Arranco a toda velocidad hacia el consultorio de su pariente. Tomo la calle de Juárez que era la vía mas rápida para llegar al consultorio dental. El trafico estaba algo lento y denso. “Mi tío tiene que ponerme mi diente otra vez, no me puedo quedar chimuela” dijo Adelaida .
Su marido Héctor le respondió por el celular “no te preocupes mi amor, todo va a salir bien”. Antes de colgar sintió un impacto que la obligó a inclinarse hasta casi tocar el parabrisas de su Mustang, pero se detuvo gracias al cinturón de seguridad. Al mismo tiempo oyó un tronido de vidrios. Atónita y sin soltar su diente salió del carro y vio enfrente un Volkswagen con la puerta desecha. A los dos minutos llego la policía y le pidieron sus documentos. Aquí tiene mi licencia y tarjeta de circulación. –dijo Adelaida.
–¿Porque se paso el semáforo en rojo? –Dijo el policía.
-Pues me distraje con el celular al estar hablando con mi marido, y además traigo prisa porque se me cayo un diente. Permitame mostrárselo aquí lo trai....a en una bolsa, a ver donde lo deje..? debe estar por aquí...
–“Señora vamos a detener su vehículo.” -Dijo el oficial de transito.
-“Esto no puede estar sucediendo.” -Dijo Adelaida. “hey un momento, yo ni siquiera tengo un Mustang.” dijo ella. Cuando desperto el diente estaba mas firme que una roca en su dentadura

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